jueves, 30 de abril de 2009

Buenas...

Según la mitología griega, Perseo, hijo de Zeus, decapitó a Medusa, monstruo que convertía en piedra a cualquier ser que la mirara a los ojos, y montado a Pegaso pasó a la Mauritania, donde transformó en monte al rey Atlante. Mas tarde, en Etiopia libertó a Andrómeda y se casó con ella.
Sin ánimos de buscar forzosamente una relación que nos permita fundamentar la elección de este personaje con el contenido de la revista (aunque podríamos decir que tampoco nadie nos hizo de piedra), simplemente gustó el nombre.
En pleno siglo XXI, nuestra mitología (autodenominada postmodernum y nihilistum) se remonta a mediados del año pasado, cuando, entre charlas de café sin medialunas y bostezos de mañana con poco trabajo, surgió la idea de emprender una publicación gráfica dedicada al noble oficio del artista, de quien crea con la imaginación, de quien hace un caleidoscopio con imágenes de la realidad, del absurdo, de sus miserias y virtudes, de su propia duda existencial, con el fin de ocupar un espacio mas en el estante-estandarte del arte.
Más vale tarde que nunca, durante los estivales y fatídicos días de enero, entre golpeteos de hielo en alguna que otra bebida refrescante, resurgió la idea, con el clásico comentario al estilo –Che, ¿qué vamos a hacer con la revi?
Así, Perseo comenzó a pensarse, proyectarse, idearse, diseñarse, escribirse, publicitarse (¡!) y finalmente imprimirse para finalmente leerse. Es nuestra pretensión, nuestro capricho, que sea leída. Sin ánimos de pecar de pretenciosos y/o caprichosos, escribimos por el placer que nos brinda escribir, y esperamos que ese placer se refleje en las líneas plasmadas en cada ejemplar. Y que sea un placer para usted leernos (¡cuánto capricho, cuanta pretensión!).
En este marco, penamos que la cultura de esta zona de la Patagonia Norte, comienza mostrar una significativa y prolífica actividad. Nuestros trabajadores de las “bellas” artes (nunca nos explicaron por qué eso de “bellas”, ¿existen las “feas artes”?), están acaparando los espacios artísticos de la comarca Viedma-Patagones, de la Zona Atlántica, y donde no hay espacios se los inventan a los empujones.
De a poco nuestra sociedad deja de mirar hacia los grandes conglomerados del país buscando arte para consumir, y empiezan a nutrirse de las expresiones que ofrecen los artistas locales.
Seguramente el merito mayor se lo llevan los creativos, en su mayoría obligados a invertir horas de creación en oficios ajenos a su trabajo artístico, ya que el arte no da de comer, ni paga las cuentas.
A pesar de todo, ahí están. Hacen lo suyo, a la gorra, o en algún bar de esquina. Cuando tienen franco o después del trabajo, ahí aparecen.
En este contexto, qué mejor idea sino la de escribir sobre ellos, entrevistarlos, criticarlos constructivamente (término harto justificativo).
Con esa idea decidimos apostar a este proyecto. Salvo algunas publicaciones que, con el tiempo, se han perdido en la torre de marfil del arte “de salón”, suplementos, u otras que sólo cumplen la función de brindar periódicamente las actividades culturales de fin de semana, esta revista intentará ocupar el espacio deshabitado localmente donde confluirán la crítica, el análisis y seguimiento periódico de las expresiones del arte y sus exponentes.
El espacio que ocuparemos será abierto, invitaremos a los protagonistas a opinar sobre lo que ocurre con nuestra cultura. Ellos mismos darán carácter a nuestra revista como pantalla del arte local, y nuestro trabajo será actuar como espectadores de lujo del inmenso caudal de creación de nuestros artistas plásticos, músicos, bailarines, fotógrafos, cineastas y actores nos presenten periódicamente, y que verán publicados en estas páginas.